¡¡¡Era él!! ¡¡No podía creerlo!! Había pasado mucho tiempo, pero estaba seguro de que era él. Lo tenía delante, casi podía olerlo... Recordó sus manos cuidadosas, suaves; su canturreo matutino, siempre de coplas de amor fatal; sus chistes, tan divertidos, mientras iba colocando cada cosa en su sitio. Su visita era el mejor momento del día, el mejor despertar a la rutina de la inmovilidad. No podía dejar pasar la oportunidad, tenía que saludarle, seguro que él también lo recordaba. Dio un paso adelante con la mano levantada, el golpe contra el cristal del escaparate hizo saltar la alarma.
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Nombre: Ana Canturiense
Alias:
Sitio web: Una ventana por la que escapar
País: España
Interesante soplo,los reencuentros y las casualidades a veces sorprenden.
ResponderEliminarBesicos
Vaya amigos tienes ;)
ResponderEliminarUn abracito
Me gusta....habrá segunda parte?
ResponderEliminarA mi también me pasa que nunca me conoceré del todo, nunca :-)
ResponderEliminarMuy bueno.
Gracias! Nunca se sabe quien se esconde detrás del cristal. Y lo de la segunda parte... queda abierta para los lectores
ResponderEliminarMuy divertido, me hiciste sonreír, y eso que no es mi mejor día.
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